LOS DOS PILARES DE LA EXCELENCIA
El auditorio estaba lleno, y para que la gente tenga contacto visual usamos dos pantallas gigantes, pero por una actividad la noche anterior habían movido los proyectores de tal forma que uno del todo no apuntaba a la pantalla, y el otro daba hacía un lado de la pantalla. Usamos el segundo a pesar de estar mal direccionado, pero era mejor esto que nada. Mi mente estaba pensando que esto no estaba bien, sobre todo porque enseñamos de excelencia, y mil enseñanzas sobre excelencia se desploman cuando el que las comparte no lo vive. Ya para la tarde todo estaba arreglado, todo en su debido lugar. Pero realmente estaba apenado por la situación.
Dos cosas eran las que me preocupaban porque creo en lo que llamo los dos pilares que sustentan la excelencia.
1. Excelencia por la gente.
Para mi la gente merece lo mejor, no importa quien sea. Si son ricos y famosos preparamos lo mejor, pero si son pobres y desconocidos no importa que les damos. Eso está mal. La gente, sin importar su status social o financiero merece que cuando les ofrezcamos algo sea con excelencia. No estaba pensando en nadie en particular, pero toda la gente en el auditorio me preocupaba, porque mi deseo es facilitarles las cosas, darles lo mejor que podamos, tratarles como se tratan normalmente a los ricos y famosos, servirles como a mi me gustaría que me sirvieran, brindarles los recursos que necesiten para su desarrollo. La verdad es que la gente es importante para mi, y no tratarles al nivel de la excelencia es un irrespeto hacia ellos.
2. Excelencia por mi mismo.
Lo otro que me preocupaba es que yo he hecho un compromiso, me he casado, con la excelencia, y no me voy a divorciar jamás. Y aquella situación daba la impresión de que estaba divorciándome de la excelencia. La excelencia debe hablar por ti, o de lo contrario lo hará la mediocridad. No hay escape, una de las dos hablarán por ti. Y no me gustaba quien estaba hablando en ese auditorio por mi, y aunque expliqué la situación, el primero insatisfecho con la explicación era yo mismo. Es que la excelencia no me la impuso nadie, la asumí yo solo, y espero ser fiel hasta la muerte.
Así como ocupas dos piernas para caminar, ocupas es dos pilares para ser excelente.