LOS BENEFICIOS DE LA VERGÜENZA
Justamente ayer escribí sobre otro aspecto de la vergüenza, a distinción del enfoqué para el post de hoy. Y es que algunos comentarios sobre el de ayer me inspiraron para escribir este. La vergüenza, como vimos ayer, puede producir un efecto negativo, y debemos evitar las consecuencias dañinas que generan, pero hay otra cara de la moneda, la de los efectos positivos que nos pueden remunerar muy provechosamente.
Y para verlos mejor, veamos algo de la etimología de la palabra “vergüenza”. Esta viene del latín verecundia, que a su vez viene del adjetivo verbal verecundo, que se deriva del verbo vereri, que literalmente significa “temer, no atreverse a hacer algo”, pero no por miedo o terror, sino por respeto o reverencia, palabra que procede de ese mismo verbo. A su vez, éste es un significado posterior, porque en principio vereri quería decir “guardarse, cuidarse de hacer algo”. La razón estriba en que procede de la raíz indoeuropea var-, que significa “cubrir, proteger, defender”.
Así que cuando una persona tiene vergüenza, eso le frena al “no atreverse a hacer algo”. ¿Qué pasaría si todos fuéramos sin vergüenza? No será esto lo que ha pasado en las últimas décadas, y no tantas. Hace tan solo tres décadas, aquí en Costa Rica, una joven que salía embarazada, sin estar casada, provocaba tal escándalo que en algunas ocasiones la familia, para suavizar un poco la vergüenza, la enviaban a algún lugar lejano de su hogar. Y eso, ¿no detenía tantos hijos desarrollándose sin los modelos correctos para su correcta formación personal, que luego, siendo víctimas, sufrían de conflictos de identidad y autoridad? Cuándo los hijos perdieron la vergüenza de gritar a sus padres resultan los maleantes, drogadictos, rebeldes, y en general, familias desintegradas.
Cuando se pierde la vergüenza se quitan todas las barreras, y de ahí aberraciones sexuales, violaciones, robos, abusos, fraudes, vagancia, aprovecharse de los débiles, vestirse en forma indecorosa, exhibicionismo corporal en público y por medios de comunicación, tomar lo ajeno, hablar en forma vulgar, etc., etc. Como vimos arriba, parte del significado original de vergüenza es “temer por respeto o reverencia”.
Y la otra parte del origen de la palabra es “guardarse, cuidarse de hacer algo”. Es decir, hay un efecto de protección par el que tiene vergüenza. La vergüenza nos libra de males consecuencias. Perder la vergüenza es abrirle la puerta a mil maldiciones. No podemos aferrarnos a la vergüenza, permitiendo, por un lado, que nos paralice e impida nuestro desarrollo. Pero por el otro lado, no podemos aflojar tanto la vergüenza, que caigan los muros de protección natural que tenemos por la misma creación. Vergüenza, en dosis adecuadas, nos harán mucho bien. Y muy especialmente, “vereri” de Dios. Si ya no respetas a Dios, ¿respetarás a los demás? Enhorabuena que la tengamos.
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