SERVIR LUCE MEJOR EN LA AUTORIDAD
Hoy estaba con mi equipo ministerial, y después de desayunar juntos, movernos al lugar donde hicimos la reunión, hacer nuestro feedback del fin de semana, tocar punto tras punto de nuestra agenda, soñar juntos y darle gracias al Señor, llegó el momento final donde les enseñé un par de cosas, una fue privada solo para ellos, pero otra es digna de mencionarla aquí.
Aproveché para contarles que recientemente, mientras reunido con dos prominentes líderes de otro país, vi en ellos algo digno de imitar por todos. Estábamos cenando, era estilo “buffet”, así que cada uno iba por lo suyo. Me sentí hasta incómodo cuando de pronto se levantó una de las personas y me tomó el vaso para volverlo a llenar del refresco que estaba tomando. Mi intención era ver si ellos necesitaban algo pero resultó al revés. Y eso hicieron con la comida, con el postre, con una servilleta, etc. Cada cosa fue una oportunidad que aprovecharon para servir.
Hace ya muchos años quedé marcado con el tema del reino de Dios, y uno de sus pilares, el espíritu de servicio. Y claro, no hubo mejor exponente de esta forma de vivir en el reino que el mismo Señor Jesús. Él mismo fue el que dijo: “…el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir…” (Mt.20:28). Y no solo lo dijo, lo vivió. Verlo lavarle los pies a sus discípulos, es una prueba que no importa cuanta autoridad tengas, servir no le quita nada a la autoridad, yo digo que servir luce mejor en la autoridad. El mismo que sostiene por su palabra el universo también sostuvo una toalla para lavar los toscos pies de aquellos, en su mayoría, iletrados según los cánones de entonces.
El espíritu de servicio te hace estar alerta. Se cae algo, tu corres a recogerlo. Alguien busca algo para secarse el sudor, tu te diste cuenta y fuiste a ofrecer tu ayuda. Una basura le quita lo bonito al piso, tu la tomas para luego depositarla en el basurero. Una dama sube unas gradas, tu le extiendes la mano. El vaso se ha vaciado, tu ofreces llenarlo.
Estos son detalles que podemos ampliar a miles, pero eso es lo extraordinario del que tiene espíritu de servicio, ve los detalles donde se ocupa servir. El que no tiene ese espíritu ni se dio cuenta de que pudo ser útil.
Terminé diciéndole a mi equipo una cosa: al que sirve se le abren la puertas. Hay gente que pasa orando: “ábreme puertas”, pero nunca sirven. Si tu tuvieras un equipo de trabajo y debes dar una oportunidad a alguien, ¿a quién escogerías? Servir abre puertas. Y no estoy hablando de una actitud servil, sino de ese espíritu de servicio que derrochas porque eres del Reino de Dios, donde servir es una marca.