EL PRINCIPIO DE “IR A LA FUENTE”
Este tema no es un pensamiento que atravesó mi mente como una fugaz idea. Ha sido una demanda para mi mismo, un consejo que lo he dado miles de veces, una advertencia que hecho tantas veces que no recuerdo cuántas, y en general un principio que cuando se cumple lo complicado se esclarece, y cuando se incumple, no hay nada tan tortuoso en las relaciones interpersonales. El principio es sencillo, violarlo es complicado.
¿De qué se trata? Simplemente de “ir a la fuente”. La fuente es siempre la persona de la cual se habla. Para uno saber lo que realmente pasó es ir al origen, y suponiendo que nos digan la verdad, ahí estarán los hechos como realmente pasaron, ahí están las motivaciones que realmente impulsaron las actitudes, ahí están las palabras que realmente se dijeron.
El principio de ir a la fuente es valioso por estas razones:
1. Vamos a la raíz.
Si no sabemos dónde nacen las cosas podemos sacar malas conclusiones. Podemos andar por las ramas, pero eso no nos ayudará para saber las cosas como realmente son. Pero ir a la raíz es algo que no parece ser algo que acostumbremos, porque requiere un poco más de trabajo que simplemente expresarnos sin saber lo que realmente es.
2. Evita la suposición.
¿Cuántas personas se relacionan contigo de acuerdo a lo que suponen sobre cómo eres? ¿Cuánta gente dice que tu eres de cierta manera basado en lo que cree que es la verdad? ¿Cuánta gente rechazamos porque pensamos que son de cierta forma? ¿Cuánta gente condenamos porque tenemos una imagen basada en nuestra propia imaginación infundada en hecho comprobados fidedignamente?
3. Evita el chisme.
Entendemos chisme como la divulgación de hechos alterados que ponen en mal a una persona o personas. Si practicamos el principio de “ir a la fuente”, estoy seguro que eso reduciría el chisme por lo menos en un 90%.
4. Nos libramos de choques interpersonales.
Por no ir a la fuente declaramos cosas que bien puede, en el mejor de los casos, solo ser interpelados por aquellos que expusimos de alguna forma por nuestras palabras. Y de ahí en adelante, las consecuencias pueden ser legales, si es que creen en la leyes, y en el peor de los casos hasta alguna acción ilegal de venganza.
5. Seremos considerados e inteligentes.
La esencia de la vida no es que te comprendan, es comprender. Y si buscamos comprender, nada mejor que “ir a la fuente”, y si queremos proceder con inteligencia en las relaciones con los demás, comprender es el canal correcto.
6. Arreglamos las cosas.
Por no ir a la fuente hará que siempre estemos girando alrededor de alguna situación, pero nunca la solucionarla, a menos que vayamos directo a la fuente, y con una actitud de buscar soluciones, de buscar la paz, y hasta de ayudar.
7. Crear buenas relaciones.
Cuando vamos a la fuente, puede pasar lo que menos nos imaginamos, en lugar de destruir una relalción, y hasta la persona misma, terminamos creando una buena relación. Y déjenme decirles algo importante en la vida, busca tener buenas relaciones, y un paso más allá, busca tener buenos amigos, y la clave lo dice la Biblia: “El que cubre la falta busca amistad; mas el que la divulga, aparta al amigo.” (Prov.17:9). La forma es muy sencilla: muéstrate amigo si quieres amigos. Y como dijo alguien: “Tus enemigos por más explicaciones que les des nunca te creerán, y tus amigos no necesitan explicaciones”, porque ellos conocen la fuente.