¿CÓMO PERDONAR?
Meditaba en esto producto de una conversación con un hombre que expresaba una situación familiar, lo hacía en forma muy educada y respetuosa. Muy lejos de ser grosera o airada, realmente notaba un espíritu tierno y apacible. Realmente su situación no la supe exactamente porque no quise preguntar detalles si él mismo no los contaba, pero si era evidente que le afectaba. ¿Y cómo no, cuando los involucrados son gente que se ama?
Dos cosas son básicas para perdonar:
1. Considerarme a mi mismo.
Si yo no perdono yo soy el primer perdedor. No perdonar te quita la paz, provoca sentimientos incómodos que van desde enojo con la persona que no perdonas hasta odio y deseo de venganza. Todo eso te ata a esa persona, y realmente me estoy esclavizando a esa persona. Lo cual parece ilógico, porque lo que le daña a uno deberíamos soltarlo inmediatamente. Si una serpiente te puede picar lo más sabio de soltarla. Pero parece que algunos les gusta que le pique para sentir su veneno entrando por todas sus venas. Y de verdad que ese es un veneno mortal. Te daña la relación con tu cónyuge, con tus hijos, con tus amigos, y por supuesto contigo mismo. He tenido experiencias donde de alguna forma he sido dañado por otros, y en mi caso, que trabajo con gente, las probabilidades son mayores. Uno se encuentra gente ingrata a la que uno le da su amor, su estimulo, su amistad, su confianza, sus bienes, su privacidad, y al final te traicionan, te dejan, te abandonan, te juzgan, te critican, te denigran, y unas cuantas cosas más. Todo eso, como insisto, se vuelve altamente probable que te provoque situaciones conflictivas que te pueden llevar a resistirte a perdonar, pero como he experimentado, el que sufre más no es quien dañó, sino el que no perdona. De hecho muchas veces el que generó la disposición de falta de perdón ni se da cuenta de ese estado emocional destructivo del que no perdona. Y el que causó el dolor vive feliz, pero el que no perdona está en una cárcel de depresión y angustia. Llegué, y gracias a Dios aprendí rápido, a desarrollar un “espíritu perdonador”, que lo usó así: “antes de que me la hagan los perdono”. Es decir, seamos realistas, nos van a herir, aún quien más nos ame nos herirá alguna vez, pero como yo no quiero ese veneno en mi corazón, antes de que me la hagan, estoy dispuesto a perdonarlos. Es como un torniquete, antes que el veneno llegue a mi corazón, lo detengo perdonando por mi propio bien. Y perdonar no es olvidar, es resistirme a ser afectado por lo que alguien hizo que me hirió. La herida ya fue suficiente, no la voy a dejar abierta para que siga infectando todo mi ser. Decido perdonar de antemano, así que cuando me pase algo que me quiera despertar el rencor, ya estoy programado para perdonar.
2. Considera a los demás.
Las personas que están alrededor tuyo pasan por situaciones, experimentan circunstancias, o simplemente ignoran que sus acciones los hacen actuar de formas no premeditadas que te dañan. Por ejemplo, yo odiaba a mi papá, hasta que comencé a entender que lo que él hizo que me provocaba no desearle perdonar y eso a su vez me hacía una vida de desgracia era porque él estaba repitiendo el modelo con que lo había tratado su papá, y mi abuelo había actuado así con mi papá porque así lo había tratado mi tatarabuelo, y así, y así, hasta Adán y Eva. Eso no solucionaba nada. Pero le entendí, le consideré, y hasta lamenté como le habían tratado a él, y yo era una víctima del ciclo. Ahí tomé como lema “que la esencia de la vida no es pedir que me comprendan, sino comprender a los demás”. Y finalmente, perdonar es abrir la puerta de la segunda oportunidad, es dar lugar a la posibilidad de la restauración, de empezar de nuevo, y de las lecciones aprendidas, volverse cada día mejor.
Un consejo final: perdonar muchas veces requiere una fuerza más allá de la humana, ahí es donde el Espíritu Santo es nuestro ayudador. Y con Él todo lo puedo en Cristo.