Mientras pienso en este post vienen a mi memoria personas que conozco, y los pongo en dos grupos. A un lado los insatisfechos, y al otro lado los satisfechos. Si esto fuera un experimento científico y tuviera que reportar mis observaciones más importantes diría que los insatisfechos llegaron más lejos que los satisfechos, que los insatisfechos influenciaron a otros en el camino, pero que los satisfechos fueron influenciados por otros, que los insatisfechos progresaron, pero no así los satisfechos. Que los insatisfechos crecieron más que los satisfechos.

La insatisfacción es buena. Esta es mi lista de sus bondades, pues los insatisfechos:
1. Cambian las cosas siempre hacia lo mejor.
Son eternos buscadores de lo bueno, y siempre ven como mejorar aún lo bueno, ni se diga cuando ven lo malo.
2. Son ejemplo de que “la insatisfacción es la madre de la invención”.
Desatan su creatividad. No están satisfechos con la manera de hacer las cosas, siempre ven como hacerlo más efectivo y productivo. Y si no existe la manera de hacerlo, entonces lo inventan brillando con su creatividad.
3. Son estimulados al liderazgo.
No están satisfechos con ser cola, creen que pueden ser cola. Solo por marcar el paso para el cambio ya están incursionando en el liderazgo, no por posición, sino por su pasión, y este es el mejor liderazgo.
4. Abrazan una visión.
Los insatisfechos son visionarios, ven hacia el futuro. Los satisfechos ven lo que hicieron y se sienten realizados, los insatisfechos se sienten realizados cuando piensan en el futuro y lo que hacen para llegar allá.
5. Viven cada día mejor.
Nunca hacen las paces con el status quo siempre están desarrollándose en todo sentido, incluyendo su posición financiera. Para ellos la insatisfacción y el progreso son como la ley de la física de causa y efecto. Siempre digo: Contentos sí, satisfechos no. Contentos porque no debemos ser malagradecidos. Insatisfechos porque siempre se pueden mejorar las cosas.
6. Desatan su potencial.
Los insatisfechos descubren en el camino que son capaces de mayores cosas de las que alguna vez pensaron. Y algo que ocurre es que en la medida que logran cosas, su potencial se manifiesta más y más, porque lo grande de ayer es un pequeño desafío hoy, pues se han entrenado en el tiempo. La insatisfacción saca lo mejor de nosotros. Siempre nos impulsa a ir “más allá”.
7. Son incansables trabajadores.
Cada día tienen poderosas razones para levantarse, porque cada día hacen algo que los acerca a la meta de su vida que se han propuesto. Pero además de trabajar “duro”, sobre todo lo hacen inteligentemente, por eso se auto-evalúan para que su vida sea efectiva, no solo activa.
8. Tienen el principio de la excelencia.
Jamás se conforman con la mediocridad. Odian la mediocridad. Se resisten a ser mediocres. La mediocridad no va con ellos, es un repugnante a sus oídos y a sus ojos, pero no por eso dejan de ser pacientes con los demás, y equilibrados con ellos mismos mientras avanzan en la excelencia.
9. Se convierten en luchadores.
Los insatisfechos no ven las cosas como algo que no se puede cambiar. No tienen esa forma de pensar, para ellos deben haber alguna forma para que las cosas cambien, y saben que las cosas no van a cambiar para bien por que sí, ellos provocan, ellos se comprometen, ellos se sacrifican si fuera necesario, pero lucharán por el cambio, por la excelencia, por el progreso.
10. Toman riesgos en la vida.
Estando insatisfechos lo que les impulsa a moverse es la fe. Sin fe no intentarían nada. Y nadie tiene tanta fe como el que anda con Dios. Los mejores insatisfechos son los que mejor se relacionan con Dios porque Él es la fuente de todo poder y de toda sabiduría.

Contentos SÍ. Satisfechos NO.